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"La peste somos todos"

Entrevista a Augusto Rubio 

Publicado: 2020-08-18

Es sábado. Hay mucha gente que circula por las calles de Nuevo Chimbote pese a que seguimos en cuarentena. Llego a Casuarinas donde el escritor Augusto Rubio pasa los días de cuarentena. Caminamos por la plaza y nos sentamos en las gradas de una vieja losa deportiva. Mantenemos puestas nuestras mascarillas. Y así empezamos a hablar de su nuevo libro La peste que te habita.


                                      Entrevista y foto: Viscely Zarzosa Cano

¿Es el diario de Augusto Rubio o Fraga en versión pandemia?
Es el diario de Augusto Rubio. Es una publicación que empezó a escribirse el primero de abril y que recoge el mundo personal del autor, el día a día, la cotidianidad, en medio de la crisis sanitaria y la emergencia. Están mis emociones, indignación, nostalgia; lo que pienso de la ciudad, el país y la ciudadanía.
No he notado un mayor despliegue, un trabajo que te haya demandado un mayor esfuerzo a comparación de tus anteriores libros. Por ejemplo, hubiera sido interesante ir a los hospitales, cementerios, invasiones…
Claro. Es que es un diario de encierro. Mi condición de persona vulnerable, por mis problemas respiratorios de hace 20 años, hace que esté en cautiverio. Por ejemplo, me hubiera gusto hacer un libro de crónicas, visitar La Caleta, Regional, EsSalud, la morgue, el incinerador de PPAO. Pero las condiciones de encierro han hecho que sea un diario personal, de reflexiones, citas. Aparece una presencia poderosa de la poesía, producto de la sensibilidad que desborda y de la indignación por la manera en que se ha manejado la crisis en la ciudad, la región y el país. Y es una reflexión muy crítica de cómo somos los seres humanos. Mi libro lleva ese nombre porque considero que la peste somos todos desde el punto de vista de lo discriminadores que somos con el enfermo, de la poca empatía, la irresponsabilidad de la personas que permitimos la muerte del ser querido, de nuestra desidia como ciudadano frente al gobierno central, sus políticas cerradas. Entonces esa es la peste que cuestiono y que la crisis nos muestra el colapso de un sistema que no funciona y que recién la gran mayoría de las personas se da cuenta aparentemente.
¿Es arriesgado publicar en cuarentena? No hay ferias de libro, las bibliotecas están cerradas…
Es casi suicida publicar un libro en estas circunstancias. Soy una persona que perdió el empleo por culpa de la crisis. En mi encierro carecía de lo más elemental en cierto modo. Los ahorros eran mínimos. Tenía que escribir en esas condiciones, preocupado por el empleo y la economía. Luego de publicar el libro es más difícil distribuirlo. La persona que hace el delivery en Lima ha desistido de repartir porque tiene miedo a contagiarse. El libro lo terminé de escribir el 30 de junio y recién ha llegado hace una semana a Chimbote. Finalmente el libro es un ejercicio de resistencia en los lectores y la gente que escribe. Es una defensa de la vida, a contraposición a la muerte, el horror, la crisis económica, la precariedad y los errores del gobierno central y la ciudadanía. Es una esperanza que representa lo mejor que puedo dar en estos momentos. Soy crítico conmigo mismo al decir que pude escribir una novela, algo mejor elaborado. Aunque en este tiempo es difícil concentrarse. Por ejemplo, he perdido dos familiares producto del virus. Es difícil concentrarse y escribir en estas condiciones de precariedad. Para mí es un logro. No he podido escribir una novela como todos me reclaman, me dicen que he tenido tiempo, pero no se puede en estas condiciones. La concentración es difícil.
Hay escritores que han arriesgado su vida como Eloy Jáuregui, quien se contagió cuando visitaba los hospitales, ya que también estaba escribiendo un libro sobre la pandemia…
Claro. Eloy sí lo ha tenido claro. Apenas apareció el virus dijo que iba a escribir un libro de crónicas. Yo he podido conversar con Eloy para solidarizarme con su caso. Incluso Eloy me dijo que le gustaría dar unas palabras de mi libro, pero a veces la enfermedad no lo permite y eso yo lo comprendo. Él iba a hacer una nota introductora en mi libro. En mi caso, cuando vine de Trujillo, porque vivía allá hasta antes de la pandemia, no pensé escribir un libro. Solo pensé pasar la cuarentena. Aquí ha surgido ese interés de ir recogiendo apuntes en un diario que es un ejercicio que yo en algún momento pensé hacer. Siempre quería escribir un diario para contar determinados espacios de tiempo de mi vida. Y creo que esta pandemia está narrada ahí. Está la desesperación de un ser humano que se siente impotente por lo que ve, no puede hacer nada para cambiar la realidad. También hay un temor a contagiarse y una incertidumbre social.
¿Qué tan ajeno puede ser el confinamiento para el escritor? Muchas veces se requiere del encierro y la soledad para escribir…
Muchos pueden pensar que es ideal. Es cierto que el escritor necesita silencio, aislamiento, soledad. Es cierto. Pero también se necesita tranquilidad. En mi caso, mis hijos no están en esta ciudad. Eso genera una necesidad de tenerlos presentes de algún modo. Yo me comunico diariamente con ellos por videollamada, lo cual no es lo mismo. Las condiciones de soledad sí existen, pero la tranquilidad emocional no se da por la crisis.
En uno de sus poemas, Thomas Boberg plantea dos tipos de soledad, una que da lugar al gran nacimiento y la otra que quita todo, sin dejar nada. ¿Qué soledad es la tuya en estos días?
Creo que en determinados momento ambas. La segunda es la soledad que te quita todo, que te desprende de la vida. Pero de todas las crisis hay grandes posibilidades para salir y desarrollar algunas cosas. De esta crisis y soledad, ha surgido el libro, o sea el otro tipo de soledad que mencionas. Es que la vida es así: cíclica. Subes y bajas. Entre ese sube y baja algunos han podido aprovechar de alguna forma. Yo lo he hecho así. He podido rescatar de esta emergencia. El libro está dedicado a Azucena, relámpago y certeza de mi vida.
¿A qué te dedicas en este tiempo de cuarentena?

Bueno, al día siguiente de ponerle punto final al libro he empezado a trabajar en la Biblioteca Municipal de Chimbote. La Municipalidad Provincial del Santa me ha dado la posibilidad de poner un grano de arena en el trabajo de fomento del libro y la lectura que es una laborar que yo hago con mucha voluntad y, sobre todo, con pasión porque es lo que a mí me nace hacer. Definitivamente he nacido para estas cosas. Yo he trabajado muchos años en periodismo, pero nunca he dejado de escribir cosas vinculadas al libro. La experiencia que tengo en otras ciudades, bibliotecas y espacios ahora la estoy volcando acá. De manera remota porque la emergencia así lo señala. Por ejemplo, la biblioteca está cerrada por la emergencia sanitaria de la ciudad. Chimbote es la única del país que desde el primer día de emergencia, desde marzo hasta ahora, no ha levantado ninguna restricción. Sigue siendo una ciudad en estado de emergencia, una ciudad que no ha levantado ninguna restricción desde el principio. El resto de ciudades sí lo ha hecho, pero Chimbote no. Eso evidencia una crisis. El hecho de que la gente salga no significa que se han levantado las restricciones. Entones la biblioteca tiene muchas cosas por dar. Veo muchas posibilidades ahí y hay algunos proyectos que en su momento vamos a conversar porque creo que merecen la pena ser atendidos.




Augusto Rubio Acosta es escritor, gestor cultural y comunicador social egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Su producción narrativa comprende los libros Avenida indiferencia, Mundo cachina, ¡Habla, San Pedrito! y la novela Fraga. En poesía, el autor ha publicado los volúmenes Inventario de iras y sueños, Mi camisa de comando y Poquita fe; además de las plaquetas Poemas de los días en que hablaba con el mar y El arte de remontar la zozobra.

Premio Nacional de Periodismo [Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional / Consejo de la Prensa Peruana], Premio Nacional de Periodismo [Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social], Rubio fue director durante varios años del Diario La Industria de Chiclayo y es autor de una vasta obra periodística dispersa en revistas y suplementos culturales como Caretas, Variedades, entre otros medios de habla hispana.

Coordinador general de la Feria Internacional del Libro de Trujillo [2016-2018], integró el comité del Fondo Editorial Municipal de esa misma ciudad, proyecto que obtuvo el Premio Buenas Prácticas en Gestión Pública [Universidad del Pacífico y ACAD, 2018]. Durante varios años, Rubio fue director de la Biblioteca Municipal de Trujillo, fundó el colectivo cultural La resistencia y fue coordinador general de la XII Feria Internacional del Libro de Nuevo Chimbote.

Actualmente, el autor dirige la Biblioteca Municipal de Chimbote y escribe un nuevo libro de poesía.



Escrito por

Viscely Zarzosa

(Chimbote, 1994). Ha estudiado Comunicación Social en la Universidad Nacional del Santa.


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